sábado, 14 de julio de 2012

Es cómo gritar, pero sin que nadie te oiga. Casi te sientes avergonzada de que alguien sea tan importante. De que sin él, te sientas cómo si no fueras nada. Nadie podrá entender cuanto duele. Te sientes sin esperanza, cómo si nada pudiera salvarte. Y cuando todo se termina y él ya se ha ido, hasta deseas que todo lo malo regrese, para que al menos también puedas tener lo bueno de vuelta. 

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