miércoles, 6 de junio de 2012

Era magia cuando estaba con él. Era sonrisas. Era ganas de abrazar. Era instinto. Era ganas de besarlo. Era miradas que daban la vida. Era comienzos que nunca se acabarían, y precipicios que hacían que quiera ser valiente solo por él. Hacia, y que nadie lo ponga en duda, que me crea capaz de todo. Incluso de gritar en público. Y por eso considero que una persona capaz de hacerme creer eso no es una persona normal. Porque tiene algo que me hace ser débil. Hace que mi corazón lata a mil, que mi llanto nunca sea demasiado fuerte y que mi ángel favorito sea el que tengo delante. Su cuello era tentador y pecado. Ponía en duda mi resistencia. Y cuando me sonreía, lo único que quiera hacer era abrazarlo fuerte, muy muy muy fuerte, y susurrarle que nunca se vaya de mi vida

No hay comentarios:

Publicar un comentario